¡QUÉ DIFÍCIL NAVIDAD!

La tuve a mi lado por 27 navidades. Ahora ya no lo está.

¿Cuántos de nosotros pasaremos esta Navidad sin algún ser querido? Será muy difícil sentarse a la mesa viendo vacío el lugar que ocupaba un padre, un cónyuge, un hermano, un hijo, un abuelo...

Y es aquí donde comenzamos a pensar acerca de cuán afortunados somos de haberlos tenido con nosotros porque, si duele su ausencia, es porque formaron parte importante y significativa de nuestras vidas. Extrañarlos, por lo tanto, es la prueba del amor que sentimos por ellos aún después de haber partido de esta existencia terrena. Y también es el precio que pagamos por su ausencia, pues ¿Quién entre nosotros no pagaría tal precio por todo lo que ellos nos enseñaron, por todo lo que vivimos junto a ellos, por todo el amor que recibimos de su parte?

Te has preguntado ¿Cómo le gustaría a tu ser querido fallecido ser recordado esta Navidad? ¿Cómo quisieras recordarlo tú para honrar su memoria? La reincorporación paulatina a la vida cotidiana podría ser un modo; esto no necesariamente significa que lo hayas olvidado, sino que has aprendido a colocarlo en un lugar sumamente especial de tu corazón, donde nadie podrá arrebatártelo.

Ahora bien, es completamente normal que las lágrimas fluyan y que la tristeza llegue a nuestros corazones al recordarlos y saber que ya no están; no en vano fueron gente a la que amamos mucho. No obstante, aún están presentes otros miembros de la familia, otros amigos, otros allegados. A ellos todavía los tenemos aquí, en este plano, con nosotros... Y estamos en plena temporada navideña, justo cuando las familias y los amigos comparten más tiempo en las reuniones propias de esta época. ¿Por qué no dar gracias al Dios Todopoderoso por el tiempo que nos concede para compartir con ellos? Podemos elevar nuestra mirada al cielo infinito y agradecer al Único Eterno por los que aún están con nosotros, sin necesariamente olvidarnos de quienes no lo están. ¿No sería esa una manera especial de honrar la memoria de nuestros amados difuntos?

Otra forma podría ser el atender a los familiares y amigos que han expresado su inquietud por nuestro estado de ánimo. A ellos les importamos, pero nuestro propio dolor nos ha enceguecido al punto de no percibir que necesitan nuestra expresión de cariño y agradecimiento. ¿Por qué no abrazarlos y decirles al oído: "Muchas gracias por tu apoyo. ¡Feliz Navidad!"?

Aunque nos cueste un poco, vamos a levantar la cara y resplandezcamos con la luz de esos maravillosos ángeles que nos acompañan adonde quiera que vamos

En memoria de mi esposa Yuvimar Teresa Ibarra Rivas (10/03/1975-27/01/2022).

                                           Feliz Navidad allá en el Cielo, mi gordita bella.



Comentarios

Entradas populares de este blog

TIEMPO Y DETERMINACIÓN

TIEMPOS DIFICILES, PERO NECESARIOS

UN AÑO SIN LA MICHU