LECCIONES DE VIDA
Una de las personas más valiosas de mi vida partió al encuentro con Dios hace casi ya 10 meses... Era quien se preocupaba por mi salud, mi buen aspecto, mi estabilidad emocional y mi evolución como ser humano... Ahora ya no está.
Yuvia llegó a mi vida no por simple azar, sino porque eso estaba dentro del Plan de Dios para mí. Todas las personas que llegan a nuestras vidas cumplen una misión. Luego de cumplirla, esas personas se van; eso también forma parte del Plan de Dios... Y yo tuve que aprenderlo con la partida física de mi gordita. Adaptarse a la realidad de que el ser amado ya no está a nuestro lado pasa por practicar el desapego, aun contra nuestra voluntad; es un acto realmente doloroso, pero al mismo tiempo es sorprendentemente elevador, porque comenzamos a practicar el amor más sublime que el mundo puede conocer: el amor incondicional.
Ciertamente amé a mi esposa con toda mi alma y eso ningún olvido podrá arrancarlo. Pero rememorar esos gratos momentos a su lado no me serviría de nada si solo me llevara a extrañarla aún más; vivir así es sufrir y yo ya había sufrido bastante. Entonces determiné tomar esos recuerdos como un motor para mi reconstrucción. Con la ayuda del Único Dios Eterno y el apoyo tanto de mi familia como de mis verdaderos amigos, a quienes he mencionado ya en entradas anteriores, he ido retomando el camino y remontando la pendiente, aún cuando mi Michu bella ya no esté conmigo.
Aún a mis 52 años, considero que este duro golpe me hizo madurar; me obligué a trabajar mis traumas y a no usarlos como pretexto para desviarme o incluso abandonarme a mi suerte. ¿Qué habría sido de mí de no haber hecho esto? Lo que hubiese ocurrido simplemente habría sido el reflejo de mis propias acciones y no podría culpar a nadie. "Cosechaste lo que sembraste", me habría dicho Dios.
Ahora me concentro más en dar que en recibir. Esto no significa que me haya olvidado de mis propias necesidades, sino que las dejo en manos de Aquél que Es El Todo en todas las cosas. No me ocupo de entrometerme en la vida de los demás, salvo para ayudarlos y eso me atrae cosas positivas; aún cuando alguno quisiera atraerme malas vibras, no lograría arrebatarme todo lo bueno que he podido lograr con solo aplicar este sencillo principio. Lógicamente, todavía se me presentan dificultades, pero trato de restarles poder a fin de que no me perturben más allá de lo normal y así mantener la calma y la serenidad en mi mente y en mi corazón.
Aún en la noche más oscura, la luz de Dios se hace más intensa y ésta rompe las tinieblas. Cuando menos lo esperas, aparece una nota, una canción, una imagen que te dice todo aquello que necesitas saber o recordar en el momento preciso. Surgen nuevas oportunidades que te prueban que aún no es tarde para emprender un nuevo viaje, vivir una nueva historia o construir un nuevo sueño. Aparece una persona que necesita de tu ayuda y que, al mismo tiempo, viene a ayudarte. ¿Qué no es eso sino el amor que has dado a la gente y que regresa a ti en forma de autenticidad, optimismo y aspiraciones en común?
Siento que he aprendido las lecciones de vida que me correspondía tomar en este momento. Por eso tengo la plena certeza de que mis peticiones serán respondidas y que mis necesidades serán cubiertas.
Luego mi esperanza sigue viva y mi fe se fortalece cada día más.


Comentarios
Publicar un comentario