SEGUIRÉ CREYENDO EN DIOS.
Hace pocos días, alguien a quien no mencionaré (no lo vale) me dirigió estas palabras:
-"¡Si Dios existiera, habría salvado a tu esposa! Ahí está: ella se fue y tú te quedaste solo... ¿Te sirvió de algo tanta oración? ¡¡Deja de creer en esa pendejada!!"
Fueron frases crudas, hirientes, llenas de maldad.
El episodio (bastante deleznable, por cierto) habría pasado por uno de los cientos de ataques que cualquier "agnóstico científico" puede hacer contra los "fanáticos religiosos ignorantes", si no hubiese apelado a una tragedia personal (la partida física de mi esposa) para presuntamente "probar" que no existe Dios ni más allá. Conmigo no logró demostrar nada ni menos convencerme de no tener fe; pero vaya que me indignó.
No logro entender cómo hay seres que tildan de ignorantes a quienes optamos por creer en la existencia de una inteligencia universal superior a quien llamamos genéricamente "Dios"; posiblemente piensan que en este siglo XXI, con sus avances tecnológicos, el hablar sobre Dios o expresar fe en Él es prueba de un pensar supersticioso propio de tiempos primitivos... Pero estos mismos seres "científicamente iluminados" creen a pie juntillas que la tierra es plana (es real; existe una "Sociedad de la Tierra Plana" que pregona esto como "verdad comprobada mediante evidencias físicas") o que la llegada del hombre a la luna fue un montaje hábilmente preparado por la CIA y puesto en escena gracias a un renombrado director de cine. O sea...
No voy a dejar de creer en Dios porque un ser idiota me catalogue como "pendejo" por eso. Pero tampoco permitiré que se use el fallecimiento de mi esposa como pretexto para justificar semejante calificación.
Yuvia, al igual que yo, creía en Dios como Padre de la Creación (lo llamó siempre "Papito Dios") y reconocía a Cristo Jesús como su Salvador; creía en la existencia de los ángeles y en la vida después de la muerte... y también reconoció que la Voluntad de Dios prevalece sobre la nuestra en toda circunstancia. Esa fue su fe y la mantuvo hasta el final de sus días.
Tal como ella creyó en Dios, yo también creo en Dios y seguiré creyendo en Él hasta el final de mis días en este plano físico.


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