SÍ HAY OTRA VIDA (2)
El caso de Doña Teresa.
Cuando, en febrero de 2015, le correspondió partir físicamente a mi suegra Doña Teresa (quien fue como una segunda mamá para mí) Yuvia y yo fuimos testigos de varios "fenómenos" en los días previos.
Doña Teresa comenzó a padecer de Alzheimer varios meses antes de fallecer, por lo que su conexión con el tiempo presente del momento era escasa y a veces nula. cuando llegó al punto de no poder atenderse por sí misma, mis cuñadas Rocío y Leidy se avocaron a cuidarla de lunes a viernes, en tanto que Yuvia y yo nos encargábamos de ella los fines de semana. En la noche de un sábado, Doña Teresa comenzó a hablar, diciendo: "Tulio, póngase otra camisa"; nos acercamos a ella y volvió a decir lo mismo. Cuando Yuvia le preguntó "Mamá ¿dónde ve a papá?", ella le respondió: "Ahí, al frente. ¡Esa camisa le queda mal!". Como Don Tulio había fallecido 20 años atrás, creíamos que alucinaba por causa del Alzheimer, pero el siguiente sábado nos sorprendió al asegurarnos que había recibido la visita de varios familiares suyos, con quienes conversó y los nombró uno por uno... todos ya fallecidos. Cuando le preguntamos de qué habló con ellos, dijo simplemente: "Me están esperando".
Al momento de su partida física, Yuvia y Leidy estaban con ella. Cuando mi cuñada vio que su deceso ya estaba a la puerta, se dirigió al teléfono para llamar a Rocío y avisarle; Yuvia se quedó con mi suegra. En cuestión de pocos minutos, Doña Teresa comenzó a agonizar y entonces abrió mucho los ojos, como si estuviera viendo algo que le sorprendía. Yuvia le dijo: "Vaya hacia la luz, mamá. Vaya hacia la luz". Y se fue relajando poco a poco, hasta que cerró los ojos para siempre.
Mi suegra, Doña Teresa, en la puerta de su casa.
Muchas preguntas y una respuesta.
Es verdad que el Alzheimer incapacita mental y físicamente a la persona que lo sufre, porque sus capacidades cognitivas y motoras se reducen en extremo... pero eso no es explicación convincente para catalogar como "alucinación" o "fallo de memoria" los eventos de la "visita" de los familiares ya fallecidos y del "ver" (total o parcialmente) algo que le sorprendió mucho.
El primer evento ya es llamativo en sí mismo. ¿Por qué sólo vio gente fallecida y no a familiares o amigos aún vivos? ¿Por qué dijo que la estaban esperando?... El segundo evento también origina interrogantes: ¿Qué vio al momento de fallecer? ¿Por qué mostró tanta sorpresa? La única respuesta posible para ambos sucesos es que, ciertamente, hay otra existencia aparte de la material, que supera todo análisis, razonamiento o imaginación humanas.
Claro, sólo tenía la evidencia con los hechos con Doña Teresa; pero después me llegarían otras pruebas procedentes de hechos más dolorosos para mí.
(Continúa en la próxima entrada).


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