"TE DI UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD".

Nunca he negado mi fe. Quien me conoce, sabe que creo en Dios y que desde muy niño sentí una gran identificación con la espiritualidad, sin distinción de religiones pues, aunque soy católico de formación, me gusta investigar acerca de las distintas ideas que existen en el mundo acerca de Dios y del hecho espiritual. Por ello, tengo una amplia visión sobre este punto y he tenido la oportunidad de experimentar una serie de "fenómenos" a los que considero una prueba fehaciente de la existencia real del mundo del espíritu, el llamado "Más Allá".

En la iglesia de Peribeca, estado Táchira.   

La partida terrenal de mi esposa Yuvia, inesperada y dolorosísima para mí y para quienes la querían mucho, fue una dura sacudida para mi fe, pues yo daba por sentado que ella saldría de esa enfermedad y continuaríamos nuestras vidas juntos, cuidándonos el uno al otro. Aquel funesto 27 de enero (fecha que nunca olvidaré), estando fuera de la sala de hospitalizaciones, oraba insistentemente al Eterno para que Yuvia se recuperara y saliera bien. Conforme pasaban las horas, incrementaba aún más mis oraciones y, cuando la pasaron urgentemente a la UCI por la crisis respiratoria, oré aún más insistentemente. Pero la respuesta a mis oraciones no fue la que tanto esperaba. Cuando me comunicaron la noticia de su fallecimiento, las piernas me fallaron y caí al suelo; lloré muchísimo y gritaba "¡Mi gordita! ¡Mi gordita!". No podía creer que Dios me hubiese hecho tal cosa.

Dos días después, encontré en mi billetera una nota escrita por Yuvia diez años antes y que yo había olvidado que la guardé allí. La nota decía: "Recuerda que te espero cada día (...) y aunque tengas miles de enemigos, tienes un amor verdadero sin límites que te espera cada día. ¡¡Sé fuerte, por ti y por mí!! (...)". Esa fue la primera "comunicación" que recibí de Yuvia desde la Eternidad y la más significativa porque, prácticamente recién fallecida mi gordita, "algo" en ese momento me impulsó a revisar mi billetera.

Unas tres semanas después, durante uno de esos fuertes episodios de tristeza habituales tras la pérdida física de un ser querido, me preguntaba por qué Yuvia partió a la Eternidad sin mí, por qué Dios no me había dejado irme con ella (ya casados, ambos habíamos pedido al Eterno que nos llevara al Más Allá juntos, al mismo tiempo) y me había sometido a tan dura prueba. La respuesta no tardó en llegar: una voz firme y clara resonó en mi cerebro, diciéndome: "Te di una segunda oportunidad. Yuvia cumplió su misión en la Tierra; estaba lista para partir y por eso la llamé conmigo. Pero tú aún no estás preparado para irte: tienes que arreglar muchas cosas que no hiciste aún estando Yuvia a tu lado". Le pregunté a esa voz "¿Cuándo veré a Michulina (así la llamaba cariñosamente)?" y me respondió "Cuando tu espíritu esté listo, la verás".

Comprendí entonces que mi labor en esta tierra no ha terminado. Desde ese día he ido reacomodando las cosas, he reevaluado mis perspectivas sobre mi vida, mis valores, mis anhelos... y, principalmente, he renovado mi relación con YaHVéH Dios, El Único Eterno, quien una tarde de agosto de 1984 me llamó a ser parte de su aprisco en la Tierra y que una tarde de septiembre de 1994 me presentó a la mujer que transformaría mi vida durante los siguientes 27 años.


Juntos en las buenas y en las malas.

Comentarios

  1. Nadie está preparado sr Arnoldo.... Lindo que está haciendo

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  2. Excelente arnoldo👏👏👏👏👏

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  3. Hola Ramsés Dios te bendiga, que la paz y fortalece de Dios esté sobre ti. Eres muy valiente. La pérdida de mi gran amiga y hermana ha servido para darnos cuenta el valor de la vida. Me gusta saber que estás fortalecido con Dios ya que él es el único que puede ayudarnos y fortalecernos en estas pruebas tan duras. Romanos 8:28 " Si Dios te tiene en este mundo es porque hay un propósito en ti". Te felicito porque en tu blog muchas personas saldrán edificadas y fortalecidas.

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    1. Un abrazo fuerte de parte de Erika

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    2. Muchísimas gracias por tus palabras, Erika. Que El Único Eterno siga bendiciendo tu hogar con plenitud de amor, salud, abundancia y sabiduría.

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