MÁS QUE PROFESORA (3)
La vocación fue la clave de su éxito.
Siempre buscaba prepararse mejor para ejercer su profesión y enaltecer el papel del docente en la formación de las nuevas generaciones, cosa que no ha sido apreciada en su totalidad por las sociedades occidentales y mucho menos en esta América Latina. Se sentía dichosa cuando la seleccionaban para participar en algún curso o dictar alguna conferencia o taller de formación. En una de esas actividades conoció a la prof. Eliana Hernández, con quien forjó un entrañable lazo de amistad y admiración mutua.
Las dificultades para trasladarse desde Palmira (el pueblo donde residimos) hasta El Palmar de la Copé obligaron a Yuvia a solicitar traslado hacia una institución algo más cercana a nuestro logar de residencia. La Zona Educativa Táchira la asignó al Centro de Educación Inicial "Bustamante", en La Ermita (San Cristóbal) y allí también hizo gala de su profesionalismo, su vocación de servicio y su genuino amor por los niños. En el Bustamante hizo muchas amistades que la apreciaban con sinceridad. De entre todas ellas destacó Anyeli Pérez; su personalidad única, aunada a su desenfado a la hora de expresarse, calaron muy positivamente en el ánimo de Yuvia. Demás está decir que formaron un dúo espectacular.
Pero esa combinación resultó ser "demasiado riesgosa" para los intereses del personal directivo de ese momento, por lo que comenzaron de nuevo las dificultades para Yuvia, lo que afectaba también a Anyeli. En virtud de esta situación, ambas solicitaron traslado, logrando ser reubicadas en el Centro de Educación Inicial "Pirineos II" de San Cristóbal, conocido como "La Casita".
Nuevos horizontes.
Tal como lo hizo en las anteriores instituciones, Yuvia mostró su valía como docente en este nuevo puesto, destacándose inmediatamente por su carisma, su profesionalismo y su autenticidad. Si en las otras instituciones se entregó devotamente a su trabajo, en el C.E.I. "Pirineos II" hizo gala de una entrega mucho mayor, dándolo todo por la sólida formación de los niños, quienes la querían mucho y lo hacían saber a sus padres, quienes respondieron muy positivamente a la labor de mi gordita bella. También allí forjó grandes amistades, entre las cuales es digna de destacar la prof. Angélica Araque, excelente profesional de la docencia y devota cristiana, a quien le estaré eternamente agradecido por el sincero cariño que siempre profesó por Yuvia.
No obstante, razones netamente económicas presionaron de nuevo para que Yuvia solicitara traslado hacia una institución más cercana a nuestro lugar de residencia.
(Continúa en la próxima entrega).

Comentarios
Publicar un comentario